Un poco de nuestra rutina

por J.Pau Vázquez

Ayer se abrió un hueco en el cielo que nos permitió realizar trabajos de observación de fauna en Pirineos Centrales. Hoy, en otro sector del Pirineo, regresaron las lluvias no sin antes rastrear 20 kilómetros de pistas y senderos para encontrar algún indicio del verdadero fantasma del Pirineo (y gran parte de la península), el lobo. Una especie ampliamente rechazada por el sector ganadero en casi toda la península, al igual que el resto de la fauna salvaje: gamos, jabalíes, muflones, corzos, ciervos, conejos, zorros, roedores, osos, aves, insectos… todo molesta. El futuro que propone un sector de la sociedad es llenar los montes de cazadores antes de aplicar medidas de prevención y respetar un patrimonio natural que es de todos y que también es el sustrato de nuestra biodiversidad, aquello que da vida a la especie humana, el equilibrio natural de los ecosistemas.

Carlos y Pau, hace un tiempo

Hoy fue un día largo, ningún rastro de gran carnívoro, hubo tormenta eléctrica cuando estábamos a cotas altas, granizó y una lesión para culminar el día. Las pistas forestales que recorremos son de acceso regulado donde solo personal autorizado puede acceder con vehículo (son casi todas las pistas forestales) así que tocó bajar corriendo 10kms de pista cojeando hasta llegar al parking bien mojados. Así es nuestro trabajo voluntario, a veces ingrato y cuando hay resultados positivos la información es custodiada por profesionales del seguimiento sin poder compartirlo con todos vosotros debido al amplio rechazo social del que gozan determinadas especies. No nos importa que el departamento de turno se apoye en nuestros pequeños y humildes logros para ponerse medallas, lo que nos preocupa es que a día de hoy, debido a una deficiente labor de sensibilización e información hacia la población local y malas decisiones políticas, no podemos explicar historias bonitas de nuestra biodiversidad sin el temor de poner en riesgo a nuestras especies más emblemáticas, ni tan siquiera especies más comunes que también causan rechazo y, en determinados momentos, odio. Los gobiernos autonómicos no han sabido explicar la importancia de los ecosistemas equilibrados, esto incluye depredadores apicales pero también flora y fauna menos mediática e igual de importante. Barcelona y Pirineos, los despachos y lo rural, dos mundos demasiado alejados.

Hoy estuvimos acompañados de rebecos, muflones y corzos.

Nuestra labor, comparada con el poder de ejecución de gobiernos autonómicos, es diminuta pero necesaria. Somos el tejido asociativo que protege a aquellos que no tienen voz, la fauna sensible, y lo hacemos voluntariamente porque nos apasiona y nos motiva lo que hacemos, no porque un sueldo de funcionario de despacho nos obligue, ni para ganar cuatro votos en unas elecciones. Observar un oso, un lobo, un cérvido, un rebeco… es un regalo de la naturaleza que podríamos perder muy pronto si no lo preservamos. Estuvimos a punto de perder el oso pardo de nuestras montañas, aunque su función ecológica en el último siglo es testimonial debido al escasos número de individuos. El lobo lo perdimos hace ya un siglo y su función ecológica inexistente ha causado desastres poblacionales en el último siglo que la caza no ha sabido solucionar. Protejamos nuestra biodiversidad desde el equilibrio y el respeto por la naturaleza.

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