Las oseras
por Jesús-Pau Vázquez Vilardell
Ese pequeño espacio de protección, que salvaguarda al oso en los duros meses de invierno, según algunos registros puede ser de un mínimo de 1m2, tan minúsculo que no parece real que pueda caber un oso y que administre este espacio para corregir posturas, encontrar protección como la encuentran los topillos o las marmotas, y mantener el calor de la guarida a lo largo de su hibernación.

Según los estudios de J. J. Camarra publicados en 1989 clasifica las oseras del Pirineo en 3 tipos, veamos cuáles son:
- El primer tipo sería las madrigueras: caracterizadas por unas cámaras excavadas bajo raíces, con cierta forma esférica, compuesta en la parte inferior por un encame y suelen tardar alrededor de una semana en excavarlas.

- El segundo tipo de oseras serían cavidades producidas naturalmente bajo montes peñascosos. En estas cavidades naturales con tamaños variables el individuo tapa la entrada con ramas de abeto para mantener la temperatura en su interior y para cubrirse de las ventisca que frecuentemente acompañan las nevadas a cotas altas.

- El tercer tipo de osera, aunque curiosamente la menos usada, serían las cavernas, o cuevas naturales, que se hallan a lo largo del Pirineo.

En las siguientes imágenes que nos ha cedido nuestro compañero Alain Victor (www.pyreneesmondesauvage.com) podemos apreciar una auténtica osera del Pirineo. Un espacio digno de estudio que nos ayuda a ilustrar esta explicación.




Muy agradecidos por la aportación de Alain.
Ya conocemos los 3 tipos de oseras que emplean nuestros osos ahora vamos a conocer algunos detalles más de estos espacios de hibernación.
Estas oseras pirenaicas suelen encontrarse en lo alto de laderas seleccionando positivamente las que se encuentran en la cara norte del pirineo, cuyas condiciones geográficas y climáticas hacen que haya mayor cantidad de nieve que en la cara sur, especialmente por los frentes fríos que llegan del Atlántico. A pesar de esta preferencia constatada no hay un patrón claro de la orientación de las oseras. Los machos suelen hibernar en cavidades excavadas, e incluso cuando los inviernos no son tan duros climatológicamente hablando llegan a salir varias veces de la osera.
Aparte de los estudios de J. J. Camarra, también hay estudios como los de Javier Naves y Guillermo Palomero, presidente de Fundación Oso Pardo. Según estos estudios en que se analizó 74 oseras, 58 de ellas son cuevas naturales y 16 han sido excavadas. Estas cuevas naturales detectadas tienen una longitud media de 4 metros y medio mientras que las excavadas miden unos 2 metros y 20 cm y ambas constan de encames vegetales. Respecto a la ubicación de las oseras del Cantábrico se ubican a una altitud media de 1.421 metros aunque el rango va desde los 580 hasta los 2.100m y la pendiente media es de unos 32 grados, llegando incluso hasta los 52 grados de pendiente. Según este estudio los enclaves de estas oseras se sitúan en un 65% de los casos en bosques y en menor medida en matorrales. Suelen evitar bosques de hayedos y pastizales para sus oseras en contraposición con los bosques de abedul y robledales.
En Pirineos seleccionan favorablemente bosques jóvenes, entre los que destacan, paradójicamente, bosques de haya joven y serbales y el entorno de las oseras son espacios de muy difícil acceso. De esta manera se aseguran que estarán tranquilos en la época de cría. La distancia en que se ubica la osera respecto a zonas humanizadas suelen estar de media a 1.5 km de cualquier carretera y a 2 km de cualquier pueblo.

Por desgracia, tenemos algunos casos de abandono de oseras. El motivo es que según los cambios que se producen en el entorno de las oseras, debido a incendios, a la actividad humana, etc. pueden abandonarlas fácilmente. Precisamente uno de los principales conflictos de convivencia es cuando el oso está descansando. Las batidas de jabalí pueden interferir negativamente en su hibernación, lo cual deberían ser reguladas en estas áreas ya que acarrea pérdida de camadas y un gasto de energía que deberían guardar para el periodo de hibernación. Hay casos estudiados de abandono de oseras en los que se han detectado crías muertas. Hay que matizar que el tiempo con vida de estas crías sin el calor corporal de su madre se estima en 20 minutos, después mueren de hipotermia. También se han observado casos en que los disparos de cazadores a kilómetros de distancia de la osera ha propiciado que el oso saliera de ella y la abandonara, algo letal y devastador para un individuo en fechas donde no hay alimento y las condiciones climatológicas son extremas. Os mostramos un ejemplo de cómo las batidas son un peligro para el oso pardo, recordemos que es una especie en peligro de extinción:
Cada vez más frecuente, hay inviernos muy suaves en los que el oso apenas llega a hibernar. Algunos estudios de Nores en el Cantábrico determinan que hay hembras con crías de un año y machos jóvenes que no llegan a hibernar y según los datos de Clavenger mediante radiomarcaje de un macho los osos que hibernan su actividad no cesa por completo y permanecen un 5% de su tiempo activos durante el letargo.
Curiosamente algunos osos realizan agrupamientos, ya sea porque la zona de hibernación es muy favorable y propicio para excavar oseras o quizá por la seguridad que da encontrar otros osos hibernando en dichos espacios. En algunos casos se han detectado hasta 5 oseras en un espacio de 100m2.
Si lo comparamos con su primo lejano, no lejano genéticamente sino en distancia, el oso grizzly, Ursus Arctos Horribilis, aparte de las diferencias visibles como su tamaño podemos encontrar otras diferencias en cuanto su comportamiento. Y es que el oso grizzly empieza a hibernar mucho más pronto que nuestros osos, allá por septiembre-octubre comienza a excavar sus oseras y ya en octubre empiezan a hibernar hasta prácticamente llegados al mes de mayo. Además, en el caso de Yellowstone, los osos hibernan a altitudes superiores de los 2.000 metros, llegando incluso a los 2.900m fácilmente, y vamos bajando de cota a medida que nos acercamos a tierras alaskeñas cuyas oseras se sitúan a cotas que oscilan entre los 270 y los 1.300 metros.
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